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eBook | PDF | 148 páginas | español |
Sobre el libro "La Única Dieta":
Ciertamente, la nutrición es el menos reconocido de los milagros cotidianos. La alquimia de la digestión y la formación de células nuevas están en La, fuente del proceso vital. Un amigo mío ha concluido un largo experimento con las dietas. Después de crecer sobre la base de una dieta, típica de un estudiante de la Universidad de Columbia nacido en Rrooklyn, emigró a Idaho donde ingirió durante un año «tantas drogas modificadoras de estados de conciencia como fuera posible». Pasó esta prueba en buena forma. Luego fue a un monasterio Zen en California donde se convirtió en monje, sirviendo como jefe de cocina y jardinero.
Por primera vez en dos años siguió un estricto sistema macrobiótico, sin dulces ni carne, limitándose gradualmente al arroz integral, ciruelas pasas y algunas verduras cocidas. Su salud era muy buena. Después de casi tres años de esta dieta, se pasó repentinamente a otra dieta, que consistía solamente en frutas frescas y zumos. Desde el punto de vista macrobiótico, esto tendría que haberle provocado efectos drásticos y desagradables tanto en la mente como en el cuerpo. Pero él se sentía maravillosamente. De hecho, cuanto menos comía, mejor se sentía.
Llegó al punto en que, durante varios meses, se limitaba a masticar una o dos manzanas por día, tragando solamente el zumo y deshaciéndose de la pulpa. En este régimen descubrió que podía regular su peso a voluntad con sólo concentrarse en ello. Continuó el régimen hasta el invierno> cuando agregó algunas verduras para mantener el calor de su cuerpo. Un día, sentado a la mesa con los demás monjes, se dio cuenta súbitamente de que la «discriminación» que hacía con respecto a sus alimentos era un obstáculo a su práctica Zen. Entonces colocó cara arriba su cuenco invertido y aceptó la comida del monasterio que había rechazado tanto tiempo. Posteriormente continuó aceptando cual- quier alimento que se le ofreciese como lo mejor para él. Más adelante abandonó el monasterio para comprar una granja en el norte de California y dedicarse al cultivo de hortalizas y el cuidado de ganado. Su mesa era servida con lo que estuviese listo para cosechar en el día. Le pregunté qué había, aprendido sobre la dieta «adecuada». Reflexionó un instante y me dijo: «Es un estado de la mente.» Su teoría era que cuando uno come una zanahoria no son las células de zanahoria las que se transmutan en nuestro cuerpo para, convertirse en materia viviente.
Sobre la base de su experiencia con las manzanas pensaba que el alimento que ingerirnos pone nuestros sistemas en sinfonía con un código vibratorio. Entonces absorbemos energía vital pura a través de la respiración y creamos nuevos tejidos sobre la base directa del pensamiento. La zanahoria o manzana sirve a modo de auxiliar catalítico. Mencionó muchos casos documentados de gen¬te como Theresa Neuman que han vivido durante años en un estado de éxtasis .religioso sin comer absolutamente nada. Asimismo los hallazgos de la medicina homeopática indican que un remedio administrado en forma altamente diluida puede tener un efecto más potente que una dosis masiva de la misma sustancia. Pudiera ser que con solamente pensar «zanahoria» de la manera adecuada se activasen las mismas funciones que se ponen en marcha cuando la comemos.
Este libro, La única dieta, encara esta premisa y ofrece un método práctico que se puede poner a prueba con toda seguridad. Vivenciamos aquello que creemos. Al cambiar nuestras actitudes, el cuerpo utilizará nuestro alimento de otra manera. Sin embargo, la prueba de esta premisa está en su degustación. Prueba la dieta de Sondra y observa lo que ocurre.
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